martes, 28 de febrero de 2012

Antecedentes del conflicto y tensión en el estrecho de Ormuz

La República Islámica de Irán se encuentra entre Oriente Próximo y Asia Central. Por ello se trata de un enclave geopolítico estratégico. Con grandes recursos naturales, Irán es un gran exportador de crudo a Occidente. La dictadura promovida por EEUU y Reino Unido bajo el régimen del Sah Mohammad Reza Pahlevi fue derrotada por la revolución de 1979, que instauró, después de un referéndum, la actual República Islámica bajo el liderazgo del ayatolá Jomenini. La influencia forzosa de los países occidentales, la perdida de la moral y los valores islámicos fueron la chispa que prendió la llama de la revolución. La revolución iraní fue la primera revolución contemporánea no inspirada por la ilustración europea, sino por una vuelta atrás, por lo tradicional. Actualmente, con casi 80 millones de habitantes y un nivel de desarrollo cada vez mayor gracias a sus exportaciones, Irán es presidida por un polémico Mahmoud Ahmadinejad. En 2009, tras la sombra de una manipulación en su reelección presidencial, se sucedieron masivas manifestaciones en apoyo a su rival en las elecciones, Mir-Hossein Mousavi. Ya en 2002, George W. Bush, por aquel entonces presidente de los EEUU, situó a Irán en el eje del mal bajo las acusaciones de apoyar al terrorismo. El comienzo de un programa nuclear energético y la sospecha de que podría tener fines ocultos armamentísticos ha aumentado progresivamente la tensión entre el régimen de los ayatolas y Occidente.

Los sospechosos ataques a físicos (algunos mortales) que trabajaban en el programa nuclear iraní en 2011, dieron paso a una actual confrontación entre Irán y EEUU, la UE e Israel . Por un lado, Irán acusa al Mossad y a EEUU de estos ataques. Por otro, EEUU atribuye a Irán haber intentado acabar con la vida del embajador de Arabia Saudí en Washington, en diciembre del mismo año. Una “burda” operación estadounidense según algunos analistas políticos internacionales. Y en el mismo mes, el actual presidente de EEUU, Barack Obama, anunció una serie de medidas contra las empresas que establecieran comercio o realizasen transacciones financieras con el Banco Central de Irán.

 Las relaciones entre ambos países se recrudecieron con la caída un avión espía americano en territorio iraní. Mientras que EEUU defendía que el aparato cayó debido a un fallo técnico, el gobierno de Irán proclamaba que el avión fue derribado por sus tropas y acusaba a EEUU de espionaje. Irán, se negaría a devolver los restos del avión a EEUU, lo que fomentó un mayor clima de tensión. A todo ello, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ejercería presión a sus aliados Occidentales y a su propio ejército para que atacasen las instalaciones nucleares de Irán.

 A la presión estadounidense se sumó la de la Unión Europea. En enero de 2012 la UE llegó a un acuerdo para embargar las importaciones de crudo desde Irán. Como respuesta, Irán ha llegado a amenazar con cerrar el estrecho de Ormuz, por donde circula la sexta parte de petróleo que se transporta en el mundo o con lanzar misiles a los buques que navegasen por él sin autorización iraní. Ante la situación de amenaza, en una operación conjunta, EEUU, Inglaterra y Francia enviaron dos fragatas y el portaaviones nuclear Abraham Lincoln, que recorrieron el estrecho de Ormuz sin incidentes. Una demostración de fuerza naval que fue vigilada por barcos y aviones iraníes.

 Así mismo, Gran Bretaña anuncia que podría aumentar la presencia de sus fuerzas navales en el Estrecho de Ormuz para prevenir que Irán cumpla sus amenazas de cerrar el paso.

Por su parte, Irán sostiene que el embargo no supondrá un problema grave para su economía. Además, los líderes iraníes han reiterado sus amenazas de bloquear el estrecho.

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